Tras una investigación, se supo que no hubo un solo cristiano sobre la faz de la Tierra hasta el siglo IV. entonces Jesucristo nunca existió, ni tampoco los apóstoles.
El escritor Fernando Conde Torrens, la inexistencia histórica de Jesús no es nueva, concluyo tras 23 años de minucioso estudio de los llamados “textos sagrados”, comparando los textos originales en griego, detecto que “no hubo cuatro evangelistas sino dos autores: Lactancio y Eusebio de Cesárea”, que escribieron la falsificación entre los años 303 y 320 de nuestra era.
La sociedad sigue siendo muy limitada por la religión católica, incluso los que se denominan ateos o agnósticos.
Los llamados “miticistas”, comparan a Jesucristo con Superman o Batman, poes en literatura no cuesta nada inventar.
El gobierno actual y las altas potencias, intentan por todos los medios, formar un bloque que está ligado a la jerarquía eclesiástica y evitar actualizar esta falsificación de más de 1700 años, logrando que la gente crea que sigue estando vigente.
El crimen del cristianismo no es que nos haga adorar a un ser que no existió. Sino que la doctrina de helenismo que había en Grecia antes de Constantino, fue sepultada por los cristianos: cerraron las escuelas, quemaron los libros y nos dejaron ignorantes. Y nos dieron una doctrina majadera, de una visión de la divinidad falsa, deformada y casi indecente,
Durante 1.700 años, gracias a Constantino, nos han cedido una imagen de la Historia que es una falsificación, una religión que en esos tiempos unifico el Imperio romano para evitar su desmembramiento.
Roma fue tolerante con todos los dioses de los países conquistados. Lactancio invento un Dios único y que estaba enfadado con los romanos por permitir la adoración de “dioses falsos”. Tras este supuesto enfado, el Dios iba a liberar el fin del mundo y, para evitarlo, había que poner en marcha una religión en honor al Dios único e implantarla en todo el Imperio.
Sobre estos temas no se escucha ni se comenta, asi lo mantienen en secreto los llamados “entendidos” que son partidarios de la falsificación y llevan negando cualquier teoría disidente desde hace 150 años, desde Tubinga.