El Pensamiento Dogmático.



El pensamiento dogmático se da en todos los órdenes: religioso, político, deportivo e, incluso, en la vida cotidiana. Aquí trataremos sólo el primero, por ser el más problemático y tema protagonista de este blog.

La creencia dogmática en una doctrina tiene varias ventajas, más incluso en épocas pretéritas que en la actualidad. A saber:


1) Ofrece respuestas que nos alejan de la incertidumbre, un factor de inquietud para el ser humano.

En épocas pasadas esta ventaja fue muy importante, puesto que el conocimiento sobre la naturaleza era escaso y casi cualquier respuesta era apreciada. Hoy, las respuestas místicas no ofrecen ventajas respecto al conocimiento científico.

2) Ofrece esperanzas. Antes, la vida era mucho más dura; la esperanza de vida era de menos de cuarenta años, estadísticamente explicable por la muerte de muchos niños. Los padres veían morir a algunos de sus hijos, no había medicinas y la comida no estaba asegurada. La esperanza, aunque fuera irracional, era un estímulo para seguir viviendo.



3) Efecto placebo. Cuando no había medicinas la única terapia con algún efecto era el placebo, intensificado por la acción de autoridades espirituales dentro de una doctrina en la que todos creían (o casi).

De más está decir que en la actualidad esta ventaja es mucho menos necesaria.

4) Ofrece un sentimiento de pertenencia a una comunidad. Es una ventaja de doble sentido: cimienta las poblaciones en torno a una creencia común y otorga autoridad a los dirigentes, que lo son por gracia divina.

Con el desarrollo de los estados, su historia y su cultura, esta ventaja es menos necesaria, sobretodo en los sistemas democráticos, donde los dirigentes son elegidos de abajo a arriba (teóricamente) sin requerir autoridad divina.



Además, los ciudadanos ahora tienen la posibilidad de adherirse a grupos con los que comparten aficiones u objetivos comunes, no necesariamente religiosos.

5) Proporciona un sentido teleológico. Es una ventaja útil, sobretodo, para personas que tienen dificultades en dar sentido terrenal a su corta vida.

6) En mi opinión, la más importante: ofrece un sistema de pensamiento simple, que proporciona seguridad y es relativamente eficaz. La aceptación de una doctrina ofrece un entendimiento sencillo del mundo, que disminuye la incertidumbre y la necesidad de analizar su veracidad, aminorando asimismo los matices y las complejidades.

Desgraciadamente, esta ventaja, tan apreciada por muchos, sigue en plena vigencia, incluso en esta época del conocimiento.



Por el contrario, los inconvenientes de esta forma de pensamiento son pocos. A grandes rasgos, solo voy a citar uno que, sin embargo, es muy importante:

Irracionalidad: aceptar acríticamente una doctrina para obtener las ventajas mencionadas anteriormente supone un rechazo de la racionalidad, de la lógica "hasta donde nos lleve", de la flexibilidad intelectual, de las matizaciones. El pensamiento dogmático requiere una defensa férrea de la doctrina para no derrumbarse.

Esta desventaja, en contra de lo dicho antes, ha incrementado su importancia en la actualidad. Antes no era muy perjudicial defender una doctrina basada en un mito y rechazar el conocimiento racional, pero hoy en día... sobran las explicaciones.



Por todo lo anterior, se puede justificar el gran éxito del pensamiento religioso dogmático en épocas pretéritas y porqué ahora va disminuyendo su fuerza, aunque por inercia aún le quede mucha. El pensamiento racional debe abrirse paso lentamente.

Hay que reseñar que los creyentes moderados se encuentran en una posición relativamente intermedia: al no creer de manera tan integral la doctrina no obtienen todo el grado de ventajas mencionadas, al tiempo que su irracionalidad es más moderada. Por tanto, las "verdaderas virtudes" de la creencia religiosa se encuentran en el pensamiento fundamentalista, el pensamiento dogmático.


Corolario: debatir con un dogmático es improductivo. Este se limitará a defender su doctrina, rechazando los argumentos contrarios sin ni siquiera intentar entenderlos. Sus razones son sencillas, simples; la doctrina es verdadera y cualquier cosa que la cuestione es falsa. Un intento de cuestionamiento pondría en alto riesgo sus "ventajas", lo que no va a permitir, a no ser que esté dispuesto a una revolución de su sistema de pensamiento.