La Farsa de la Oración a Dioses


Según los creyentes la oración tiene dos propósitos: Agradecer y hacer peticiones a Dios. 

Se podría decir que una de las ventajas de ser Creyente es la posibilidad de poder “pedirle” cosas a un ser todopoderoso. 



El negocio es sencillo. Dios cumple tus peticiones, siempre y cuando tu hagas lo que Dios te pide. Y el camino para hacer esa petición es la sagrada oración. 

Una de las razones transcendentales por la que las personas oran es para impedir que les ocurran cosas malas. La frase célebre “Líbranos de todo mal”. 


Pero cual es la definición de “Oración”, según el RAE: 

- f. Súplica, deprecación, ruego que se hace a Dios o a los santos. 

- f. Elevación de la mente a Dios para alabarlo o pedirle mercedes. 

Entonces “Oración” es un conjunto de términos poco gratos: Súplica, alabar, deprecación, ruego, etc. 

El Creyente siempre dice, todo lo que ocurre en el universo es porque Dios permite que ocurra de esa manera. Entonces se puede decir que todo lo que pasa en este mundo es responsabilidad directa de Dios, por tal motivo debemos de orar para que “deje de hacer algún daño programado”, ocea como un pago, una especie de chantaje celestial. 

Dios no pierde en las oraciones, el Creyente le ora a Dios para que le cumpla algo. Para entender mejor, pongamos un ejemplo: Una buena operación de un familiar 

- Si el familiar, sale con éxito de la operación y se recupera; el Creyente expresará: “Gracias a mi Dios porque escuchó mis oraciones” 

- Si el familiar muere; el creyente señalará: “Dios permitió esto es por alguna razón. Él siempre sabe porque hace las cosas, sus caminos son misteriosos y yo un simple mortal pecador no debe juzgarlo” 

Si lo analizamos momentáneamente, se dará cuenta que Dios prácticamente es una especie de jefe de la mafia celestial, al que hay que rogarle para que deje de hacernos cosas malas.